Texto: Fernanda Rodríguez (@ferrodriguezcal)

La moda, como la arquitectura, la pintura, la escritura y la danza, depende de un constante suministro de creatividad; Pero la creatividad, aquella magia que percibimos cuando contemplamos un edificio o una pasarela, debe de venir de algún lugar. Es interesante poder reconocer de dónde surge aquella magia, y eso es precisamente la inspiración. El punto de partida de toda creación.

La inspiración en la moda, como en todo, es la esencia que da coherencia a todas las piezas. Es el alma que determina los colores, las telas, los cortes. La base que establece las sensaciones e intenciones de la prenda individual y de la colección en conjunto. La inspiración es para los artistas y diseñadores, verse inmersos en un momento de claridad, de percatación y de sensibilidad de nuevas posibilidades. Es la puerta a la creatividad, a los elementos diferentes. Sin embargo, a pesar de que la inspiración está en todo nuestro alrededor, es complejo identificar qué es lo que conduce este impulso y cuáles son los elementos que inspiran el trabajo de un diseñador de modas.

La inspiración es espontánea, pero el creador y su medio, contribuyen a que esta aparezca. Una base siempre firme para poder trabajar es la historia. Siempre que, como creativos, nos encontramos con cualquier especie de problema estético, ya existe un vasto conocimiento de memorias de otros creativos que han resuelto de muchas maneras aquel dilema.

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Al mismo tiempo, la contemporaneidad de nuestros colegas creativos enmarca el contexto en el cual nuestro trabajo puede ser producido. Colaboraciones y aspiraciones como las de Elsa Schiaparelli y Salvador Dalí o Yves Saint Laurent con Piet Mondrian nos demuestran que el arte es la más crucial fuente de inspiración en el trabajo de cualquier tipo. Arte inspira arte. Y es que, arte, hay en todos lados. La música, el cine, la pintura; cualquiera de estas expresiones crea sensaciones, ambientes y estados de ánimo en el entorno del que busca inspiración. El mundo, el aire, las ciudades, el agua, los ambientes urbanos o rurales, incluso las personas.

Las musas, en la antigua Grecia, eran la base de la inspiración de artistas de todo tipo, y desde entonces, siguen siendo eso. Audrey Hepburn para Givenchy o Madonna para Jean Paul Gaultier, han definido eras en la personalidad del mismo diseñador. Inclusive las historias, los sueños, las ideas; por más abstracto que suene, todo esto vivifica y dinamiza los sentidos, y por lo tanto, estimula la creatividad.

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Son momentos críticos y experiencias personales los que generan diseños realmente vivos, profundos.

La creatividad siempre será uno de los aspectos más enigmáticos de la experiencia humana, y la inspiración, por lo tanto, más. La inspiración nos permite a los diseñadores, y a las personas, trascender nuestros propios límites y lograr cosas que no materializábamos. La inspiración es energía que hay que explorar, pues es ella quien crea; crea arte, crea diseño, crea identidad y en nuestro caso, crea ropa.

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What’s inspiration in Fashion?

Text: Fernanda Rodríguez (@ferrodriguezcal)

In fashion, just as in architecture, painting, literature and dance, it’s required a constant supply of creativity. But creativity, that magic we perceive whenever we admire a building or a runway, has to come from somewhere. It is interesting to ask from where does this magic emerge, and that is precisely what inspiration is. The starting point of every creation.

Inspiration in fashion, just like in everything, is the essence that makes all of the pieces cohesive. It is the soul that determines the colors, the fabrics, the cuts. The grounding that establishes the effects and outputs of the clothes, individually and within the collection.

Inspiration is for artists and designers to be dipped into a moment of clarity, awareness and sensibility of new possibilities. It is the breaking point that provides different perspectives. However, even though inspiration is all around us, it is complex to identify what is it that drives this impulse and what are the elements that inspire the work of a fashion designer.

Inspiration is spontaneous, but the creator and its surroundings contribute to its arising. One firm foundation for inspiration is history. Every time that a creative faces any kind of aesthetic problem, there’s already a vast knowledge of memories of other creatives that have resolved that same dilemma before.

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At the same time, our contemporary creative colleagues frame the context in which our job can be created. Collaborations and references like those from Elsa Schiaparelli and Salvador Dalí had, or Yves Saint Laurent with Piet Mondrian, make us realize that art itself is the most crucial inspiration for any kind of work. Art inspires art, and art, it’s everywhere. Music, cinema, painting; any of those expressions creates feelings, environments and moods in the atmosphere of whoever is looking for inspiration. The world, the wind, the cities, urban and rural environments, water, even people.

Muses, in ancient Greece, were the inspiration grounding for artists of every kind, and since then, they still are. Audrey Hepburn for Givenchy or Madonna for Jean Paul Gaultier, have defined eras in the personality of the designer. Even stories, dreams, ideas; no matter how abstract it sounds, all of these elements vivify and enliven senses, and therefore, creativity.

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It’s crtical times and personal experiences which generate designs that are truly rich, vivid and meaningful.

Creativity will always be one of the most enigmatic aspects of human beings, hence inspiration too. Inspiration allows designers, artists and people, to transcend beyond their own limits and create things they couldn’t embody. Inspiration is energy that we have to explore, thus that’s what creates; it creates art, design, identity, and in our case, clothes.